No se, como se aprende
a escribir un poema,
porque el verso amanece
soñador en el alma.
El verso es un torrente
de fuerza irresistible,
despeñado en montañas
cantarina en los valles
y perfumado soplo
de lejana fontana.
El verso es luz de auroras,
es rayo y es centella,
cabalga con el trueno
se diluye en el viento,
y es aroma de céfiro
sublime ensoñación.
El verso es mar inmenso,
bravía ola de ensueño,
espíritu salvaje
de una loba en su celo,
navegante incansable
en velero de estrellas
con la meta marcada
por la mano de Dios.